La vida es bella

Por Juan Serrano


El proyector congela la película en la pantalla.

La imagen que todos vemos ahora muestra el rostro de un hombre de mediana edad que parece estar conmocionado.

En su expresión facial podemos leer también sentimientos de miedo, tristeza y una mezcla de preocupación, incredulidad, con claros síntomas de estar abrumado por la situación.

Roberto Benigni, Actor y director de "La Vida es bella"

La película continúa. Cuando se detiene una vez más, vemos la misma cara en la pantalla, pero esta vez el rostro muestra una expresión facial dramáticamente diferente (nunca mejor dicho, supongo): de entusiasmo, alegría y emoción.  El padre (por lo que hemos podido saber a partir del fragmento de película entre las dos imágenes congeladas, en el que aparecía un niño al lado derecho) está empeñado ahora (podríamos añadir que de un modo muy convincente) en que el niño crea que ” todo es parte de un juego”, donde el primero en obtener mil puntos, gana un tanque, “uno de verdad “, añade con orgullo.

Llegados a este punto, me imagino que tu, lector, habrás adivinado que la película de la que estamos hablando es en efecto, la famosa “La Vita è Bella”, de Roberto Benigni.
El tiempo entre los dos fotogramas? (con caras radicalmente diferentes): un poco más de nueve segundos y un poco menos de diez (¡lo comprobé con un cronómetro!).  Nueve segundos.
¡Nueve segundos!

Siempre he creído, desde el primer día que ví esta película en el cine, que La Vita è Bella debía de estar, necesariamente, inspirada por el pensamiento de Frankl, Viktor Frankl. Descubridor de la Logoterapia, el mismo Frankl había estado en Auschwitz, donde aprendió valiosas lecciones sobre la naturaleza humana.

Se dio cuenta de que los que sobrevivieron no eran los más fuertes o los más inteligentes, o incluso aquellos que sabían más acerca de técnicas de supervivencia. En lugar de eso, eran aquellos que le veían un sentido a su lucha – o que fueron capaces de encontrar uno (logos significa sentido en griego), los que fueron capaces de reunir la fuerza necesaria para recobrar el ánimo. Por eso, cuando cita a Nietzsche,  dice: “quien tiene un fuerte porqué, siempre  acaba encontrando un cómo “. Incluso si el cómo parece ser abrumadoramente inalcanzable, siempre que el porqué sea lo suficientemente sólido, acabaremos por encontrar nuestro camino, nuestro “cómo“.

Un Sindicato de Padres es -para mí- un diamante en bruto.  Podemos hacer la vista gorda en la lista diaria de las agresiones provenientes de nuestra Administración (decidida a educar a nuestros hijos por nosotros, y a moldear sus mentalidades  para que se ajusten a sus patrones, objetivos y agendas ideológicas). Después de todo, el socialismo no ha sido nada más que eso, en todas partes, a través de Europa del Este, durante todo un siglo (XX). Podemos seguir el ejemplo de aquellos amigos o familiares que siempre están tratando de “reventar nuestro globo” (como dicen en algunos paises de America Latina), e intentar convencernos de que “no vamos a cambiar el mundo“. O podemos luchar por nuestros ideales y defender nuestra libertad, y la de nuestros hijos, resistiendo con nuestros esfuerzos en contra de sus intentos de manipulación.  La pelota está en nuestro tejado. Depende de nosotros hacer el siguiente movimiento.

"con mil puntos el tanque es nuestro"

Entiendo que ya tenemos nuestras obligaciones laborales, y también todo lo que conlleva tener conyugue, amigos, hijos o hijas, y una infinidad de otras responsabilidades que ocupan mucho, mucho tiempo (11, en una escala del uno al diez). Pero también sé que el ser “multitarea” (como lo llaman hoy en día) es ni más ni  menos que la “descripción del puesto de trabajo” de una mamá o  de un papá:  capaz de “cambiar de sombrero” (de chofer a cocinero, a profesor particular, a consejero, a médico, y a lo que sea) de forma inmediata y de muy buena gana.

Héroes, necesitamos héroes.
“Héroes del Servicio ” es una expresión que aprendimos hace algún tiempo del profesor Heskett (Harvard B.S.), y que desde hace años hemos estado utilizando en Transforma (el despacho de profesores y formadores en el que trabajo).

Los héroes no son más que seres humanos comunes, que son capaces de abrir la puerta de la barraca (que es precisamente lo que hacemos cada mañana, cuando abrimos un periódico, sintonizamos la radio o un canal de televisión), y de juntar la fuerza necesaria para “sacarnos adelante” a nosotros mismos (y a otros, en el proceso), y -llenos de entusiasmo- gritar “adelante mis valientes, el tanque es  nuestro”.


¿Suena demasiado heroico para ti? Bienvenido al club.

Pero cada vez que te sientas incapaz de reunir las fuerzas necesarias, recuerda -con Frankl- que “quien tiene un porqué, encontrará un cómo”. Si te parece que tampoco logras encontrar el porqué, basta con mirar a unos cuantos centímetros más abajo. A tu derecha. No son muy altos, pero están ahí. Y se lo debemos a ellos.

Nueve segundos.
El tanque es nuestro, ¡a por el!
Juan Serrano


Guardado***
Con la tecnología de Blogger.